Actualidad
20 Abril 2021

Lucho Avellino, el Jorge Luis Borges del parquet

El futbolista argentino de Jimbee Cartagena FS confesó sus aficiones, entre las que se encuentran la lectura y Newell's Old Boys, de donde guarda una curiosa anéctoda relacionada con Leo Messi

Luciano Andrés Avellino no cumple, como el mismo admite, con el estereotipo del típico argentino: no es consumidor habitual de mate ni experto en asados. Sin embargo, su expresividad, su charla fluida y amable y su empatía te envuelven desde el mismo arranque de la conversación.

La excusa era hablar con el autor de dos de los goles de la victoria por 7-0 del Jimbee Cartagena FS sobre el Fútbol Emotion Zaragoza de este pasado sábado; pero eso no dejó de ser una excusa porque la charla acabó cobrando vida propia gracias al carisma y facilidad comunicativa de Avellino.

Y así, Luciano fue desgranando su pasión por el fútbol sala, nacida en su propio hogar, en su Rosario natal, donde su hermano Javier, jugador de fútbol sala y diez años mayor que él, le enseñó los fundamentos de este deporte. En verdad, mucho más que los fundamentos porque de él extrajo la filosofía que permea el fútbol sala basada en “el compañerismo y en todo un conjunto de valores que posee este deporte y que aún conservo”.

Aficionado del mítico Newell´s, Old Boys, compaginó futbol en este club rosarino y fútbol sala hasta que se inclinó por este último (“me divertía más”): jugó en el Echesortu Futbol Club y de este club, totalmente amateur, dio el salto a Italia para jugar en la segunda división en un club en el que militaban nueve brasileños. 

Nacido el 12 de diciembre de 1998, juega de cierre y se hizo una estrella en el país transalpino al ganar un Campeonato Nacional de Italia (2017/2018), una Copa de Italia (2017/2018) y una Supercopa de Italia (2018) militando siete años en el Club Latina Calcio a 5 (2009-20017), uno en el Kaos Reggio y dos finalmente en el Acqua e Sapone. Se define como “un jugador defensivo pero de acertada puntería. Solidario, sacrificado en defensa, con capacidad para proyectarse en ataque porque en esta época el futbol sala requiere de jugadores muy dinámicos”.

Admirador de su hermano como jugador de fútbol sala y de Paulo Roberto (“en Argentina veíamos la liga española y me gustaba lo completo que era y como marcaba diferencias”) es un futbolista polifacético. Muy casero, su tiempo libre lo pasa leyendo, escribiendo y viendo documentales.

Seguidor de escritores como Eduardo Sacheri (autor de la novela “El Secreto de sus ojos” que luego fuera llevada al cine y ganara un Oscar), el mismo Avellino ha hecho sus pinitos como narrador en el género que hizo famoso a Jorge Luis Borges, el cuento. Ganó el primer premio de un concurso literario promovido por Newell´s. Su narración pasó a integrar el libro “39.999 y yo” que compila los trabajos premiados del concurso de relatos, a través del cual el club homenajeó al plantel y cuerpo técnico campeón del Torneo Apertura 2004 y a los más de cuarenta mil leprosos -seguidores de Newell´s- que protagonizaron la mayor movilización de hinchas de la historia del fútbol mundial.

Quien sabe si el propio Borges no se habría animado a contar en uno de sus magistrales cuentos una anécdota que vivió Avellino cuando de pequeño iba con su madre a entrenar y aparcaban su Fiat Duna detrás de una portería. Un día un pequeño y habilidoso jugador remató tan fuerte que el balón, tras dar en el travesaño, rompió uno de los espejos del coche de los Avellino. Aquel jugador era un tal Lionel Messi, quien entrenaba también en las categorías inferiores del conjunto rosarino. La madre de Luciano jura que el padre de Messi arregló el desperfecto (“algo que no está claro que ocurriera”, afirma Luciano). Avellino espera que algún día Messi le pague aquel espejo … y puedan charlar, quizá con un mate de por medio, de los viejos recuerdos y sus comunes vivencias en Rosario.

Fotografía: Departamento de prensa de Jimbee Cartagena FS.