Probablemente le llamaron Patricio porque nació el día de tan celebrado santo en 1893, hace ya 121 años. Al irunés Patricio Arabolaza Aranburu le recuerdan los libros de historia desde que en agosto de 1920 inaugurase el registro goleador de una Selección que casi un siglo después se convertiría en la mejor del mundo.
Delantero fajador, aguerrido y capaz de jugarse el físico ante cualquier defensa fue una leyenda del Racing de su localidad natal, fusionado después con el Sporting para formar el Real Unión de Irún en un enlace auspiciado (de ahí el nombre) por S.M. Alfonso XIII. Con los guipuzcoanos levantaría Patricio dos Copas del Rey, la última en 1918 derrotando en la final al Real Madrid.
Dos años después formaría en el campo de La Butte en Bruselas (no en Amberes como suele creerse) junto a Zamora, Otero, Arrate, Samitier, Belauste, Eguiazabal, Pagaza, Sesúmaga, Pichichi y Acedo en el primer partido en la historia de la Selección, ante Dinamarca, y correspondiente a los Juegos Olímpicos de Amberes.
El delantero vasco jugó cinco partidos con la Selección, pero curiosamente no volvió a marcar
Los once pioneros -ocho vascos, dos catalanes, un gallego y con el madrileño Francisco Bru como Seleccionador- se imponían a los daneses con un solitario tanto de Arabolaza a los cincuenta y cuatro minutos que le valió, además de su pase a la posteridad, el triunfo para una España que se acabaría alzando con la medalla de plata bajo el apelativo de la Furia Roja, que los vecinos de Amberes le habían puesto al equipo en recuerdo al saqueo realizado en la ciudad unos siglos antes (1576) por las tropas de Felipe II y que popularizó en esa ciudad belga la expresión Spaanse Furie o Furia española.
Sea como fuere Patricio Arabolaza siguió jugando en Irún tras aquellos Juegos hasta su retirada en 1923. Falleció joven unos días antes de cumplir 44 años y el año previo al comienzo de la Guerra Civil. El diario deportivo Marca otorgó entre 1953 y 1968 un trofeo con su nombre al jugador que mejor representase su espíritu luchador. Curiosamente el mismo diario resucitó el galardón para el Mundial de 2002 y la Eurocopa de 2004 y en ambas ocasiones Carles Puyol se hizo con él.
Hoy a Patricio, Irún le recuerda dando su nombre a la calle del Stadium Gal, donde sigue jugando el Real Unión. Una camiseta como la que portaba cuando hizo el primer gol de España puede contemplarse en el Museo de la Selección. Buena manera de recordar a un bravo delantero nacido tal día como hoy hace 121 años.