Actualidad
13 Enero 2022

SUPERCOPA | EN IMÁGENES: La grada que pidió más tiempo de fiesta

La gente disfrutó desde la propia entrada y hasta el final. Era una fiesta del fútbol, y la tenían ante sus ojos.

La grandeza de un campo no se mide solo por su capacidad, sino por la afición que lo ocupa. Y la del King Fahd en la primera semifinal de esta #superSupercopa hizo al estadio, moderno y espectacular, aparentar tener más espectadores que los que ya ocupaban las gradas. No es que no se notase la restricción de aforó provocada por el COVID (su capacidad absoluta es de 62.000 almas): es que había 30.000 personas que aparentaron, por momentos, superar las 62.000.

La gente disfrutó desde la propia entrada y hasta el final. Jaleaban al speaker, bailaban con cada fragmento musical, coreaban los nombres de los jugadores… Era una fiesta del fútbol, y la tenían ante sus ojos. Camisetas y banderas del FC Barcelona y del Real Madrid se mezclaban con vestimentas típicas de Arabia Saudí; pero esta hinchada no solo celebraba las acciones del equipo de sus colores: celebraba todo. Incluso disfrutaban, los que se encontraban en las filas más altas y cercanas a las cabinas de prensa, del griterío de los mejores locutores de radio de España. Aunque no les conocieran, aunque no les entendieran. También formaba parte de ese espectáculo increíble de la Supercopa. 

Niños, mujeres y hombres: todos eran un clamor conjunto cuando había peligro en las áreas, y vibraban unidos en cada contraataque de un partido vistoso y emocionante. Tanto es así que, cuando se acercaba el final del tiempo reglamentario, incluso quienes apoyaban al equipo que tenía el balón en ataque pedían la hora. Estaba claro: no querían que un gol en las postrimerías del encuentro les privase de una prórroga que sería prolongar el goce 30 minutos más. Breve salida a los puestos de comida, café y té pegados a los vomitorios... y vuelta al asiento. 

Y esa media hora extra se vivió, cuando ya se superaba la medianoche, con la misma intensidad que el resto del partido. Desde el principio y hasta el final. Riyadh vivió una gran fiesta del fútbol mundial completa: con emoción, con goles, con prórroga. Una fiesta inmensa, de las que enganchan y crean afición.