A sus 24 años, Candela Soria pudo disfrutar por fin de su debut con la selección absoluta. Una lesión hace seis le dejó sin la oportunidad de hacerlo y frente a Japón este semana ha disputado sus dos primeros encuentros. El broche a un gran comienzo de temporada en el que suma nueve goles con el Ourense Envialia, aunque la llamada de Clàudia Pons le pilló por sorpresa. “No me la esperaba ahora y la he recibido con mucha ilusión. Estoy muy contenta y agradecida por la oportunidad. Es algo que toda jugadora desea”, reconoce.

Candela comenzó a jugar al fútbol sala con 7 u 8 años -“fue en el colegio, donde yo era la única chica”-, poco después de comenzar a sufrir unos problemas de audición que no le han afectado para poder alcanzar su sueño. Siempre, eso sí, con su inseparable audífono.

“Lo llevaba ya desde antes de jugar al fútbol sala. Me he adaptado muy bien a ello y no he tenido nunca ningún problema, no ha supuesto ningún impedimento. Con 5 ó 6 años pierdo audición. Los audífonos me hacen falta para poder escuchar no al 100% pero sí para hacer vida normal en el día a día. Es algo que me ayuda y me complementa”, señala.

Tras dos años en A Coruña en los que completó sus estudios de INEF, ha regresado a su Ourense natal como una jugadora mucho más completa. “Estas dos últimas campañas en el Viaxes Amarelle me han servido para dar el salto que necesitaba. Allí, en A Coruña, experimenté la nueva posición de pívot y ahora en Ourense me están saliendo las cosas gracias a esa progresión y esa oportunidad en Amarelle”, apunta.