Álvaro Morata brilló con luz propia sobre el verde de La Cartuja. Incansable desde que saltó al terreno de juego, el delantero madrileño fue el autor del único tanto del encuentro, gol que a la postre le daría la victoria y la clasificación matemática al combinado nacional.

Su determinación y su oportunismo, unido a su instinto goleador, provocaron la reacción del punta cuando Dani Olmo armó su pierna y golpeó el balón en la madera en el minuto 86. El resultado: una sutil definición por encima del portero que hizo estallar de alegría a toda la afición española.

El jugador de la Juventus de Turín cumplió ante Suecia su partido número 50 con España (también alcanzó el octavo puesto de goleadores históricos con 23 tantos)

Así, con el estadio hispalense festejando por todo lo alto la importantísima diana, Morata corrió hasta la banda para levantar una estrella al cielo y dedicar, tal y como le había prometido en la jornada previa, su gol a Miguel Ángel, un auténtico guerrero que lucha contra una importante enfermedad.

Un gol vital y una celebración con mensaje que permanecerán para siempre en el recuerdo de todos los aficionados de la Selección española.