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17 Abril 2023

Guillermo Fernández Romo, kilómetros, formación continua y ambición para llegar del fútbol base a la élite

Llegar a entrenar en el fútbol profesional. Sólo son siete palabras, pero para convertirlo en realidad hay muchísimas horas de esfuerzo, de sacrificio, de emociones... y mucho más. Guillermo Fernández Romo consiguió convertirlo en realidad.

Llegar a entrenar en el fútbol profesional. Sólo son siete palabras, pero para convertirlo en realidad hay muchísimas horas de esfuerzo, de sacrificio, de emociones... y mucho más. Cuando Guillermo Fernández Romo estudiaba en el instituto Blas de Otero de Aluche en Madrid tenía claro que quería ser entrenador, de ahí que con 18 años, porque no podía hacerlo antes, y medio a escondidas de sus padres mientras estudiaba el grado de Geografía e Historia, se apuntó a los cursos con el sueño de entrenar algún día en lo más alto. Apuntó su deseo pero a la vez era realista y muy consciente de que sólo está al alcance de los privilegiados, sin a veces depender exclusivamente de uno mismo, de ahí que la dificultad aumente.

Paso a paso y sin dejar de creer, con la maleta siempre preparada para ir a un destino o a otro, lo ha logrado dirigiendo al Racing de Santander en Segunda División con 44 años, 26 después de cruzar por primera vez la puerta de la Escuela de Entrenadores de la Real Federación de Fútbol de Madrid. Fueron 20 jornadas, pero un aprendizaje "brutal" tras una temporada en la que hicieron historia proclamándose supercampeones de Primera Federación.

"Con un súper Depor y muchos equipos buenos. Es un éxito de categoría que nos acerca a todos al fútbol profesional y cuando demos ese salto tengamos la experiencia de haber vivido en una categoría tan competitiva como la Primera RFEF. Cuando se da un año así es porque se dan muchas cosas buenas, tenía un gran equipo, no conozco a ningún entrenador que gane con jugadores malos, son todos buenos, pueden ser más reconocidos o más jóvenes, y eso siempre es una suerte", recuerda Guillermo, galardonado el 'Premio Ramón Cobo' en su novena edición celebrada este año.

Echando la vista atrás, su hoja de servicios ocuparía varias hojas, pero es el camino que ha tenido que recorrer para llegar a la élite de los banquillos, término que aún le pone los pelos de punta: Entrenador en la Escuela Deportiva Moratalaz, ayudante de Eduardo Caturla en el CD Las Rozas, seleccionador de Madrid Sub-16 con el que conquistó el Campeonato de España, Juvenil del Rayo Majadahonda, Pontevedra CF, Juvenil del RC Celta con el que ganó el título y fue subcampeón de la Copa de Campeones, SD Noja donde se proclamó campeón de Tercera División, ayudante de Óscar Cano en sus etapas en la UD Melilla, el Betis Deportivo en Segunda División B y el CD Alcoyano, Villalonga FC en Tercera División, Olímpic de Xàtiva, CE Sabadell, FC Jumilla, SD Ejea, UE Cornellà y Racing Club de Santander, club al que llegó en mayo de 2021 y con el que logró ascender a Segunda División. Etapas a las que añade su labor como secretario técnico del Real Murcia CF, director deportivo del FC Jumilla y Coordinador de las Secciones Inferiores del Real Racing Club de Santander.

Muchos entrenadores le ven como un espejo en el que fijarse, nadie le regaló nada y ha tenido que hacer muchísimos kilómetros para llegar a entrenar en el fútbol profesional. "No sé si soy un espejo, pero sí es verdad que vengo de abajo, de entrenar en el fútbol base muchos años en muchas categorías e ir pasando por Tercera División, Segunda División B y Primera Federación hasta que por fin pude lograr el ascenso y haber debutado en Segunda División", indica, antes de recalcar que "la ambición de querer hacer las cosas bien siempre es buena, pero es verdad que como entrenadores no podemos perder tampoco esa formación continua que tenemos que tener e independientemente de los resultados, es por lo que realmente nos tienen que valorar, por esa evaluación del proceso y hacer las cosas bien, ese es el camino que tengo que seguir teniendo".

Tras finalizar su etapa con el Real Racing Club y, como ha hecho desde que empezó a soñar como entrenador, Guillermo espera su próximo proyecto mientras sigue formándose para ser cada día un poco mejor en una profesión tan compleja y exigente como la de entrenador de fútbol.