Jesús Navas estableció una nueva marca el pasado lunes en Düsseldorf, un futbolista interminable que lo da todo por España. Con 38 años, siete meses y dos días, se convirtió en el internacional más veterano en defender la camiseta de la Selección en la fase final de un gran torneo, titular contra Albania y orgulloso capitán de un grupo que ya está en octavos de final. Navas, que lleva media en el combinado nacional, es un ejemplo y suyo fue el discurso previo al duelo para encender a unos compañeros que le procesan un respeto máximo.

Al poco de empezar ese partido contra Albania, apenas 60 segundos consumidos, Navas se llevó un fortísimo impacto que le dejó dolorido hasta el pitido final. “Fue una jugada dividida y sentí un golpe muy duro. Jugué todo el partido con mucho dolor. Además, era la pierna de golpeo, el pie derecho, cada vez que centraba sentía un dolor muy intenso”, relata el andaluz, que aguantó estoicamente pensando en el colectivo. “Los médicos me preguntaban cómo me encontraba, pero yo quería seguir, quería jugar todo el partido”.

Efectivamente, los galenos observaron el pie de Navas con cierta seriedad. “Cuando le vimos salir al descanso cojeando nuestra preocupación fue a más”, explica Claudio Vázquez, jefe de los Servicios Médicos de la RFEF. “Sabíamos que ese dolor, que es tan sumamente intenso, podía limitarle y, con el paso de los minutos, sabíamos que iba a ir a más y que se iba a acentuar en la carrera, en los esfuerzos, en los pases, en los centros… Estuvimos muy pendientes de su evolución en el segundo tiempo”.

Navas, pese a la adversidad, aguantó el partido completo con muy buena nota y sin una mala cara, es el primero en entender su rol y la necesidad del colectivo. “Aguantar con ese esfuerzo, con el dolor… Somos un equipo, una familia. Sabía que Dani (Carvajal) tenía una tarjeta y eso le podía impedir jugar el siguiente encuentro. Lo que nos va a ayudar a conseguir éxitos es mirar por el grupo y por la familia que somos”.

Cuentan los especialistas que ese dolor, efectivamente, es muy intenso, sobre todo al pasar y al centrar, pero Navas está curtido en mil batallas y conoce su cuerpo a la perfección. “Llevo años jugando con dolores y estoy acostumbrado a ello, a sufrir. Y también son las ganas, las ganas de estar aquí, de vivir cada minuto, de estar en el campo con la Selección, con mi país. Es lo máximo para mí”.

Al lateral se le hizo una ecografía nada más finalizar el encuentro de Düsseldorf y se descartó cualquier fractura asociada. “Al día siguiente lo confirmamos con radiografía y con tac, no había lesión asociada”. Una buena noticia, dentro del dolor, para un capitán que siempre está al servicio de España.