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Olga Carmona, un Mundial a flor de piel

La internacional española, capitana de inicio durante el último partido, lleva muy presente a los suyos durante la concentración de Nueva Zelanda

 

Nació diez minutos antes que su hermano Tomás y desde entonces está acostumbrada a ganar todas las carreras en velocidad: "Hasta el día de hoy seguimos compartiendo todos en casa la misma ilusión por este deporte gracias a mis hermanos, que fueron los que empezaron a entrenar".

Palabras de la andaluza Olga Carmona, quien de niña comenzó "bailando sevillanas, aunque pronto descubrí que no era lo mío", pero que en este Mundial hace bandera representando a su tierra. Con 23 años, la lateral izquierdo de la Selección ha ejercido de capitana durante el último partido, portando de inicio el brazalete en un Mundial en el que "hay mucha competitividad, todos los países dan lo máximo y eso es algo que hay que contrarrestar porque queremos hacer historia en este torneo".

Con esa determinación y el apoyo de los suyos, Carmona y sus compañeras preparan la eliminatoria de octavos frente a Suiza, aferrándose al duro trabajo de los entrenamientos y sus particulares talismanes que, en el caso de esta sevillana constituye el tatuaje de su antebrazo derecho, compartido con su madre: "Siempre hemos sido uña y carne, tenemos el mismo nombre e idéntico tatuaje en la piel consistente en el dibujo de una hija y su madre unidas con un símbolo de infinito".

Alentada por ese amor familiar y unida en el empeño a todo el equipo, Olga se muestra deseosa de seguir consiguiendo hitos durante su aventura neozelandesa, "disfrutando la experiencia como me dicen desde casa sin dejar de ser yo", concluye la joven jugadora de la Selección.