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Una final por la medalla de bronce después de un mar de lágrimas

España asume su decepción tras caer con Japón, pero debe reponerse ya para batir a Bolivia
Bañadas en un mar de lágrimas. Así estaban las jugadoras de Clàudia Pons una vez acabado el partido ante Japón ayer, que les cortó de raíz la ilusión por colgarse el primer oro olímpico del fútbol sala. La decepción se palpaba en cada miembro de la expedición, que imaginaba una complicada final con Portugal, aunque sabía que las niponas lo iban a poner crudo. España se colapsó ante un bloque muy bien organizado. Estas cosas suceden en el deporte y es obligado pasar página. Hay que hacerlo ya. Se han puesto manos a la obra porque mañana miércoles hay una final por el bronce ante Bolivia (20.30 horas). Esa medalla, que hoy parece insípida, sabrá muy dulce colgada al cuello.

Lo cierto es que rompía el corazón ver a la capitana Antía sollozando en una entrevista post-partido y tres cuartos de hora después, colgada de Martita. No se trata de personalizar demasiado, porque todas estaban abatidas. A Noe ni siquiera le bastaba su enorme campeonato, con otros dos tantos en el partido. Cárol, reflexiva donde las haya, mascullaba los errores sobre la pista. Toda la delegación estaba muy tocada, ya que no entraba en los planes caer con Japón, segunda de la zona asiática tras Irán, que prefirió inscribirse con el masculino. Kogure, un conocido del fútbol sala español, acertó con el planteamiento y todo se puso a su favor cuando logró dar la vuelta al resultado al principio de la segunda parte.

El privilegio que supone para todos estar representando al fútbol sala femenino español, en plena ebullición, en una cita tan especial obliga a tirar de orgullo y personalidad. Hablamos de juveniles, nada acostumbradas a lidiar con torneos de este calado, pero España tiene fuerza interior de sobra para sobreponerse ante Bolivia, que tiene en María Gálvez a una jugadora peligrosa. Cuando menos, hay que igualar en ilusión a sus rivales, que no contemplaban pelear por las medallas.

El día de hoy será muy largo: toca reponer fuerzas y que las jugadoras tocadas (Antía, Èlia y Càrol) hagan otro esfuerzo individual por el bien colectivo. En la derrota se mide a los grupos y el liderado por Clàudia Pons debe sacar la cabeza.