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Primer día cargado de emociones en la Villa Olímpica y entrenamiento intenso mirando al debut

Las chicas de Clàudia Pons se empapan del soberbio ambiente olímpico rodeadas de 4.000 atletas de su edad con la sonrisa puesta
Fue un día cargado de emociones. La primera noche, con llegada tardía y latosa por las acreditaciones para entrar a la Villa, se invirtió en dormir cuanto se pudiese, más aún después de doce horas y media de vuelo, jet lag incluido. La Selección Española de Fútbol Sala Femenino fue una de las atracciones de la mañana, en la que sus componentes se retrataron, intercambiaron pins y, cómo no, se encaminaron a entrenar a las tres de la tarde hacia el Cenard, donde una hora antes la FIFA reunió a la RFEF para examinar los equipajes con los que se jugará la primera fase. Las chicas debutarán con el rojo el domingo ante Bolivia y sólo lo cambiarán por el blanco ante Tailandia en la segunda jornada.

Está visto que los traslados en autobús cansarán tanto o más que el propio juego. Entre ida y vuelta, se fueron dos horas y media, pero eso no quita para el buen ambiente de la expedición, que fue recibida con gran cariño por el ex atleta Cayetano Cornet, jefe de misión del COE, reforzado desde ya en Buenos Aires por el presidente, Alejandro Blanco. No hay que perder de vista el estreno ante Bolivia. Mientras España se entrenaba, Japón y Trinidad y Tobago se las ingeniaban para montar un partidillo de entrenamiento.

Lo mejor es que no hay molestias y Èlia Gullí, sonriente de por vida, está como nueva. Las incomodidades de la villa son lo de menos, hay mucho hambre por estrenarse con buen pie. Hoy, el equipo se entrenará en el Microestadio Polideportivo de Avellaneda, gracias a la cesión de su bonita cancha por parte del Racing. El cuerpo técnico dispone así de hora y media para ensayar acciones tácticas mirando a la fase de grupos. No hay cansancio que valga ante un reto así.