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15 Diciembre 2020

Adolfo Fernández, fútbol sala por los cuatro costados

Adolfo Fernández (27 años, Santa Coloma de Gramanet) es uno de los hombres de moda en el fútbol sala español: sin ir  más lejos este fin de semana ha anotado para el Barça cuatro goles, en tan solo siete minutos, en el duelo ante el Real Betis Futsal. El primero de ellos se convirtió, además, en su tanto número cien como azulgrana.

El pívot del Barça no ha hecho sino confirmar que es un portento… y no solo como jugador. Como persona ha logrado demostrar, a lo largo de su vida, una triple capacidad que explica la razón de porqué ha alcanzado la élite: posee capacidad de superación, de aprendizaje  y de fortaleza mental.

Superación para, desde unos inicios modestos, en el barrio Les Oliveres de Santa Coloma, llegar a convertirse en un jugador de referencia en el fútbol sala mundial: “Allí en el barrio de Les Oliveres donde sigo viviendo se respira en cada esquina y en cada cancha  el fútbol sala. En mi niñez crecí en las canchas de cemento, todo el día con una pelota… jugando sin parar partidillos. Yo, en el fondo, soy un chico de barrio que llevo en mis genes el fútbol de la calle. Es decir el futbol de atrevimiento, de picardía y de ser muy espabilado a la hora de jugar”.

Además, Adolfo posee una gran capacidad de aprendizaje para absorber el entorno que le rodeaba -la gran afición por el fútbol sala de Santa Coloma- y acabar siendo pura pasión por este deporte: “Empecé en el colegio Lluís Millet de los 5 a los 8 años con mi padre al lado ya que era mi entrenador. Entonces era portero. Luego pasé las categorías inferiores del Marfil Santa Coloma entre 2001 y 2009 para terminar en el Catgas Santa Coloma hasta 2016”.

Asimismo el goleador azulgrana ha demostrado una capacidad innata para resistir las presiones y, desde la modestia, crecer y mejorar a fuerza de trabajo. Cuando empezó a despuntar -obtuvo dos años consecutivos (2014 y 2015) el premio al mejor jugador joven de fútbol sala del mundo- le llegaron a calificar, incluso, como el “Messi español del fútbol sala”.

Y en un momento tan delicado como ese no perdió la cabeza, ni mucho menos: “La clave del éxito es el trabajo, la humildad y el sacrificio. Cuando salgo al campo o entreno intento disfrutar y poner en práctica mis valores: me considero muy trabajador, un jugador de equipo y muy exigente. Y eso empieza por prepararse bien y los entrenos que son la clave de todo. Al final se juega como se entrena”.

Si en su niñez su referente fue su padre, cuando creció  se fijó en otros jugadores, como Ricardinho. Pero de todas esas influencias que recibió una en concreto le marcó para siempre y hasta el día de hoy: “Dani Salgado, en lo referente a la labor ofensiva ha sido muy importante para mí. Alguien que me ha hecho crecer y a quien le he visto hacer cosas increíbles”.

Y todo ese trabajo tuvo sus frutos: fichar por el Barça en 2016 y antes llegar a ser capitán de la selección española Sub-21 y en 2014 internacional absoluto: “Es un sueño defender la camiseta de la selección. Cuando me ocurrió, pasaban los días y no podía creerlo. Algo histórico para mí y lo mejor que me ha pasado en mi carrera. Fue la ilusión de un niño hecha realidad. Y sigue siendo un sueño para mí cada vez que me convocan. Es a lo que todo jugador aspira”.