Actualidad
03 Julio 2014

Así es un día en los Campus de la Fundación RFEF

La experiencia para un niño que pasa dos semanas en la Ciudad del Fútbol es un saco de recuerdos inolvidables de convivencia, educación, compañerismo, y por supuesto, fútbol. Ahora, lo vivimos desde dentro a través de los ojos de sus participantes.

Roberto es un joven de 12 años, uno de los niños que tiene la suerte de vivir este verano durante dos semanas en la Ciudad del Fútbol, “donde entrena España”. Eso repiten a modo de lema, y con orgullo, todos los chicos y chicas que conviven durante este verano en la instalaciones deportivas de la Real Federación Española de Fútbol. Con Roberto y sus compañeros, hemos vivido de cerca un día en los Campus de verano de la Fundación RFEF.

 

Durante dos semanas, los chicos amanecen entre compañeros, en una de las habitaciones que comparten en el hotel Sefutbol, la residencia de las selecciones nacionales en sus habituales concentraciones. Es un ejercicio de convivencia entre niños y jóvenes que, a las pocas horas de saludarse por primera vez, ya son amigos que comparten unos días únicos.

 

Cuando suena el despertador, toca desayuno y a jugar al fútbol. En los Campus de tecnificación, llega el turno de “trabajar” la mejora a las órdenes de los entrenadores que comparten estas semanas con los jóvenes: técnica, colocación en el terreno de juego, juego en equipo, son conceptos que se machacan en el césped del Campo A.

 

Cuando acaba el entrenamiento, turno para el ocio, en la piscina de la residencia, y a comer con el apetito abierto al máximo, ensaladas, carnes, pasta,… Todo un menú pensando para deportistas. Tras el almuerzo, un rato de descanso y a las aulas de formación de la Ciudad del Fútbol, donde los chicos reciben clases de inglés o talleres de distintas habilidades sociales.

 

A las aulas van calzados con sus botas y la indumentaria correcta de deportistas, y en cuanto los profesores dan la señal de final, vuelta a toda prisa a los campos de fútbol, donde la tarde está fijada para la “competición”, con partidillos que juegan los jóvenes contra otros equipos.

 

En las últimas horas del día, aunque siempre quedan ganas para seguir compartiendo cosas con los compañeros, la cena abre la puerta al descanso. Eso sí, no falta un rato para comentar, para pensar en las visitas al Bernabéu o el Calderón, a los fines de semana en el Parque Warner o Aquopolis.