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22 Septiembre 2015

SECRETOS DE NUESTRO FÚTBOL: Goles como cohetes en el viejo Atotxa

El legendario estadio de la Real Sociedad festejaba con uno o dos chupinazos los goles de los partidos, algo que respondía a un motivo práctico aparte de la pura celebración

Hace un par de años se cumplieron cien de la inauguración del mítico y ya desaparecido estadio de Atotxa, ubicado en el barrio donostiarra de Eguía y hogar durante ocho decenios de la Real Sociedad de San Sebastián.

El añorado Atotxa, de inspiración inglesa, fue hogar durante 40 años del futbolista Amadeo Labarta, que tras su retirada del deporte en activo fue conserje de un estadio, en el que su marcador consistía en una gran tablero con varios resultados identificados cada uno de ellos con una marca comercial, cuya correspondencia el aficionado debía conocer para enterarse de cómo iba el partido de la jornada en cuestión.

Eran métodos rudimentarios, de otra época para que la información deportiva llegase a todos. No obstante entre todos estos procedimientos el más característico del antiguo Atotxa era el del lanzamiento de cohetes.  

Desde 2009 un bar de San Sebastián ha recuperado la tradición lanzando los cohetes desde su propio establecimiento

De esta forma se quería informar del devenir de los encuentros a los marineros vascos que faenaban en el Mar Cantábrico. El código era bien sencillo: si sólo sonaba un chupinazo era el equipo visitante quien había marcado un gol, si en cambio eran dos las explosiones el gol lo habia conseguido la Real Sociedad.

Una explosiva tradición que permaneció vigente hasta el traslado de la Real Sociedad al actual estadio de Anoeta a mediados de 1993. El nuevo estadio se encuentra ubicado al otro lado de la capital easonense, por lo que el aviso a los pescadores perdía su sentido.

Finalmente, en 2009 y cuando el conjunto txuri-urdin militaba en Segunda División, el bar Carrasco del barrio donostiarra de Altza recuperó la tradición, lanzando desde su propio establecimiento los cohetes pertinentes.

Una forma además de evitar que algún árbitro, como se cuenta que sucedió en más de una ocasión, confundiese el sonido de los cohetes con petardos y tuviese que reflejar el hecho en el acta. Y es que en cuestión de explosiones las únicas permitidas hoy en los estadios de fútbol son las del juego ofensivo.

Foto: Real Sociedad