Servigroup Peñíscola tiene la máquina del tiempo
Los castellonenses logran su primera Copa de España en la primera final nacional de su historia y cimentan el triunfo en la confianza en el colectivo

El fútbol sala es un romántico. Siempre tiene una historia más que contar y tiene reservadas líneas dentro del imaginario que muchas veces no ocurren ni en los mejores sueños. La Copa de España ganada por el Servigroup Peñíscola es mucho más que un torneo, es el triunfo del colectivo por encima de las individuales. Prueba de ello es que tres de sus mejores jugadores, Pani, Elías y Quintela, no pudieron participar en las rondas finales y, aun así, el equipo no expuso ninguna debilidad. Desarrollaron su competitividad igual que llevan haciendo toda la temporada. Es un milagro, sí, y mucho trabajo.
Santi Valladares está al frente de un plantel de autor, el constructor de una idea que necesita el sacrificio y la disciplina de sus hombres. "Les gusta entrenar", fue una de las frases del técnico gallego pare definir a sus pupilos, responsables de que Peñíscola sea la población más pequeña —poco más de 8.000 habitantes— que jamás ha ganado una competición española de nuestro deporte. Y lo ha hecho con total merecimiento sin que voz alguna pueda discutir su victoria. Entre otras cosas, porque marchan líderes en Primera División, con récord de puntos hasta el momento (50), y están presentes en la Final Four de la Copa de S.M. el Rey. Y sumando. No tienen techo. De momento, disputarán también la próxima Supercopa de España.
Era su momento. El Peñíscola tiene la máquina del tiempo a su favor esta temporada. Les sale todo. Llegan un par de décimas antes a cualquier interceptación, a cualquier regate y a cualquier rebote. Le roban tiempo a sus adversarios. En un deporte donde los segundos valen oro, manejan los botones del aparato en su beneficio. Lo hacen, además, con tal fluidez que su circulación de balón sólo tiene una explicación: el talento. Sus transiciones en ataque son tan efectivas que los rivales no pueden explicarse cómo con unos pocos movimientos —en apariencia, simples— hay un tipo en soledad dentro del área que sólo debe empujarla. O cómo tienen la tranquilidad para definir frente a los mejores porteros del mundo sin sudar. Aunque tengas 21 años, como Pablo Muñoz.
📸 Una fecha para el recuerdo.
— Futsal RFEF (@FutSalRFEF) March 25, 2025
🤩 𝟮𝟯 𝗱𝗲 𝗠𝗮𝗿𝘇𝗼 𝗱𝗲 𝟮𝟬𝟮𝟱
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Todos los focos apuntan a Pani, Luciano Gauna, Juanqui y Gus. Sin embargo, el Peñíscola es un colectivo de secundarios: Agustín Plaza, Diego Sancho, Yeray, Víctor Pérez, Quintela o Elías. Todos los mencionados contribuyen sobremanera a que este grupo sea recordado durante años por la belleza de su fútbol sala y el empeño en tareas no tan agradables como la resistencia en defensa, clave de su éxito a partes iguales. No hay jugadores de ataque y de defensa, existen jugadores de solidaridad. Incluso para aquellos que no tenían tanta experiencia en la élite, como Cristian, Juanico, Gio, Lucas Flores, Lucas Rocha o Pol Salas han escogido el camino del atrevimiento para multiplicar por cien su crecimiento. Un éxito también por Saladié, lesionado de gravedad en las primeras semanas de competencia. Todos y cada uno de ellos han interiorizado la escalera ideal para el trofeo. Y lo han pintado precioso. El MVP es el equipo.
Se dice que la portería es una de las facetas más importantes para lograr el éxito y el Peñíscola ha gozado de acciones divinas. Primero, por las intervenciones de Gio en la tanda de penaltis ante el Jimbee Cartagena Costa Cálida, y segundo, porque la recuperación milagrosa de Gus (camino de los 46 años en agosto) en la final, con lágrimas en los ojos, y su brazo redentor a escasos segundos de la conclusión sólo se pueden explicar por un designio bienaventurado enviado desde el cielo. Un guiño de Dios, para los más creyentes. Otra muestra de este don es que su rival en el último partido, el Illes Balears Palma Futsal, acumula cuatro finales nacionales sin éxito, mientras que los del Baix Maestrat se han quitado ese peso en su primera oportunidad.
El Playas de Castellón estará orgulloso viendo que el único título que se le resistió, la Copa de España, ha caído en unas manos tan confiables. Una provincia que siempre ha respirado fútbol sala vuelve a campeonar. El círculo se cierra de la mejor manera, con un club que muestra su progresión cuando hace menos de dos años conseguía el ascenso a Primera División aupado por una afición incansable, como bien se ha constatado en el Palacio de los Deportes de Murcia. Como lo llevan haciendo años. Todos los imposibles han sido borrados de un plumazo. Meritocracia sin objeciones. Y todavía sin techo.
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🏆La historia de un equipo que consiguió lo que parecía imposible
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