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Un segundo en la vida de Drahovský

El pívot eslovaco experimenta las alegrías y las tristezas del fútbol sala cuando una jugada en el último segundo decide una eliminatoria de la Copa de S.M. El Rey

Vie, 10/01/2025 - 17:00

Cada segundo cuenta. Puede ser un lema en cualquier aspecto de la vida, pero el asunto se maximiza si hablamos de fútbol sala, donde no hace falta uno completo para cambiar el signo de un regate, una combinación, un gol, un partido o, incluso, una eliminatoria. Existe tal frenetismo dentro de una cancha de nuestro deporte que la concentración debe estar a pleno rendimiento para recibir alegrías o tristezas.

Tomáš Drahovský puede dar buena cuenta de ello. En ambas direcciones. El eslovaco fue el auténtico héroe del Movistar Inter en los octavos de final de la Copa de S.M. El Rey que se disputaron este miércoles en el pabellón Amate de Sevilla. Su equipo perdía por un tanteo de 3-0 al descanso ante el Real Betis y él mismo, justo en el primer minuto del segundo acto, inició la remontada y no paró hasta que se consumó la victoria, de cabeza y en el último segundo del cruce, para completar su triplete particular y gritar de alegría cuando la prórroga parecía un hecho.

Una explosión de efusividad le hizo desvestirse de su camiseta y celebrarlo con los suyos. Un subidón de dopamina como pocas veces se han visto. Cada segundo cuenta, claro, sobre todo si no quedan más. Por la mente del eslovaco debió pasar, antes o después, un recuerdo de hace poco más de cuatro años, justamente en el mismo torneo, pero con un desenlace de no tan grato recuerdo para él.

Cuando vestía la camiseta del Industrias Santa Coloma, allá por diciembre de 2020, disputó la segunda semifinal de aquella edición ante el Jaén Paraíso Interior. El conjunto catalán mandaba en el electrónico gracias a un tanto de Cardona en el minuto 38 (2-3) y los andaluces estaban desesperados. Tan sólo les quedaba un saque de banda como última esperanza, casi agotada, al igual que el cronómetro. Mauricio se dispuso a patear la bola, que cruzó el área industrial entre una nube de piernas y cuerpos, y halló milagrosamente a Attos en el segundo palo para embocar el regalo. No quedaba más tiempo. Cada segundo cuenta.

Lo que ocurrió después es consabido por todos: la prórroga movió el resultado a empate a cuatro tantos, que dio continuación a una eterna tanda de penaltis con 32 lanzamientos con éxito jiennense. En esa ocasión, el pívot debió acatar una eliminación que revertió años más tarde. Siempre hay segundas opciones y una nueva alegría por llegar, pues un segundo en la vida de Drahovský da para todo.