Mundial Sub-20
España se proclamó campeona en Nigeria en la XII Copa del Mundo Sub-20 venciendo a Japón ante 38.000 espectadores.
Los recientes éxitos de la Selección española (las Eurocopas de 2008 y 2012 y el Mundial de 2010) tienen una prehistoria en la que se fue gestando el actual grupo humano y deportivo.
Y esa prehistoria fue la duodécima edición del Mundial Sub-20 de 1999 que se disputó en Nigeria. En aquella España, dirigida por Iñaki Sáez, estaban hombres como Aranzubia, Iker Casillas, Yeste, Orbaiz, Coira, Josué, Bermudo, Varela, Bakero, Xavi, Gabri, Aganzo, Rubén, Álvaro o Pablo Couñago, quien acabó siendo el máximo goleador.
El camino de la Selección hacia el título pasó por ganar en la fase de grupos al Brasil de Ronaldinho por 2-0, empatar a cero con Zambia y ganar por 3-1 a Honduras. En los octavos Estados Unidos lo puso difícil pero el encuentro acabó con victoria española por 3 a 2.
"Derrotamos a rivales tan duros como Brasil y Ghana, que siempre nos ganaban, y eso nos dio confianza", aseguraba en una entrevista Iñaki Sáez. Para Pablo Couñago y José Javier Barkero la clave fue que iban "sin presión y ganamos a equipos difíciles. El grupo se lo fue creyendo poco a poco".
En los cuartos, tras empatar a uno, la Selección se impuso a Ghana en los penaltis por 8 a 7. "Aquel partido estuvimos a punto de no jugarlo - rememora Xavi - les pedimos a Sáez y Lorenzana, que era el preparador físico, que nos dejaran volvernos, pero nos convencieron de que podíamos hacer algo grande".
En las semifinales España ganó 3-1 a Mali donde había jugadores de la talla de Keita y Diarra y en la final, aquel imborrable 24 de abril de 1999, la Selección fue intratable: se impuso 4-0 a Japón. "El Mundial nos brindó a muchos de nosotros una oportunidad en nuestros clubes. Coincidió con la sentencia Bosman, que eliminó el cupo de extranjeros y, en ese sentido, reivindicamos el futuro de los españoles", explicaba Casillas en una entrevista en el diario El País.
El torneo sirvió de cantera para forjar a la actual generación. "Sin duda alguna el jugador que más me sorprendió fue Xavi. Estaba un nivel por encima, parecía que era mayor que el resto cuando en realidad era de los más pequeños", recuerda Iñaki Sáez. "Él y Gabri fueron los mejores. De hecho, protestamos cuando le dieron el Balón de Oro a Seydou Keita porque no nos parecía justo", añade.