Golpe de autoridad de los campeones de Europa de Fútbol Sala sobre la pista polaca. España ha logrado en Elblag un triunfo que le coloca muy cerca del objetivo de acudir a la fase final e intentar allí revalidar el título.

Serbia llegaba al partido como vigente semifinalista continental, pero se ha encontrado con un bloque inabordable en el equipo de José Venancio López, quien ha repetido el quinteto inicial que jugó frente a Moldavia a excepción del guardameta Barrón por Juanjo.

Al más puro estilo hegemónico, la Selección ha impuesto su dominio con dos zarpazos iniciales, utilizando sendas armas del juego.

Tres minutos han bastado para que una España insaciable demostrarse su condición de actual campeona de Europa

Primero la estrategia con una falta ensayada que, tras el engaño correspondiente, llegaba a Carlos Ortiz para que el capitán adelantase pronto a España.

Poco después el juego en estático de un sobresaliente Solano se asociaba con la movilidad de Raúl Campos, para que este último hiciese el segundo antes de los tres minutos.

Ante tal despliegue de virtudes Serbia sólo podía oponer orden e intensidad, estirándose poco a poco hasta llevar peligro a la portería de Barrón, quien en dos acciones de reflejos felinos desbarataba el intento de reacción balcánica.

Para sofocar el último conato de rebelión emergía el cordobés Bebe con una acción plena de talento, remate a la escuadra incluido, al borde del descanso.

Mucho castigo para los rivales, incrementado con el tanto de Adri a los ocho segundos de la reanudación, lo que precedía a una fase de juego más igualado, ya con amplia ventaja para España en el marcador.

La insistencia de Adolfo y Polo hacía que ambos tuviesen también el premio del gol para cerrar un contundente marcador y, lo que es más importante, incrementar las buenas sensaciones cosechadas en el debut frente a Moldavia

Ahora la Selección deberá sellar ante Polonia su pase este próximo martes, salvo tropiezo de los anfitriones contra Moldavia. Un último examen antes de la gran cita del próximo año en Eslovenia a la que España, a tenor de lo visto, llegará con vitola y hambre de campeón.