España sacó carácter y su capacidad a balón parado para lograr una victoria de valor en Rumanía por 0-3. No fue un día para grandes lucimientos, sino para atarse los machos ante un adversario que hizo de cada balón una guerra. Los tantos de Sergio Lozano y Aicardo en la primera mitad, y del debutante Sergio González cuando había fuego en la pista marcaron las diferencias. Queda otra batalla mañana de la que salir ileso en una pista complicada por la presión y lenta en el juego.

Preguntaba un periodista rumano por qué España venía a jugar un amistoso contra su selección, considerándola de inferior nivel. La respuesta estuvo en el campo: estos combinados con fe inquebrantable, que asfixian hasta no dar más de sí los pulmones, también se encuentran en el camino hacia el Mundial 2020 de Lituania. No fue sencillo hacer doblar la rodilla a los de Robert Lupu, agresivos a más no poder. De hecho, en la primera mitad, España sólo estableció las lógicas diferencias en la estrategia, que como en Ceuta volvió a funcionar.

En dos minutos, del 10 al 12, los de Fede Vidal pusieron el viento de cara en Transilvania, donde los rumanos muerden como los vampiros. Una volea al segundo palo de Sergio Lozano y un latigazo de Aicardo, que volvió a sacar partido al igual que en Ceuta a esa zurda descomunal que tiene, pusieron el asunto 0-2. Jesús Herrero apenas se tuvo que sacar un par de disparos abajo con las piernas a intentonas de Stoica y Carlos Henrique. La línea alta de presión que marcaba el técnico español desde la banda funcionó. Faltó, eso sí, fluidez para buscar vías en el juego de cuatro hacia el meta rival, Tonita, que se sacó una doble parada con 0-0 a Aicardo y Sergio Lozano digna de un tipo valiente. El pabellón, bombo incluido, retumbó para premiarle.

Fede Vidal hizo debutar en la segunda rotación al joven Sergio González, que trató de ofrecerse continuamente ante la cerrada defensa rumana. No era un día para florituras, sino para trabajo y aportó su zancada y un disparo cruzado fuera en la primera mitad. Fue un estreno en un lugar muy complicado. De los que le dejarán huella por la dificultad y por el gol que marcó al contragolpe por bajo tras una dejada del entonado Aicardo. Llegó a tiempo para apagar el fuego rumano.

España tuvo que sobreponerse a la roja a Fernan, un arbitraje permisivo en contactos y tiempos muertos encubiertos... Fue uaa prueba de resistencia en toda la regla

Y es que España lo pasó mucho peor en la segunda mitad, cuando los contactos se incrementaron y los árbitros lo vieron casi todo de color amarillo. A excepción de una acción parada de Fernan que lamió la escuadra, a los de Fede Vidal les costó un mundo generar ocasiones. Y Rumanía se lanzó a tumba a abierta en la primera vez que escapó de la presión adelantada española. Fernan se vio obligado a cortar la acción con una entrada al límite y los colegiados entendieron que era de roja.

Había que resistir con inteligencia en el 4 contra 3 y así fue. Y cuando no, emergió la figura de Juanjo. A los rumanos les consentían tiempos muertos encubiertos: era una prueba de resistencia. Muy interesante. Los locales pegaron dos postes en tiros de Matei y Panzaru. Fue entonces cuando llegó el 0-3 entre Aicardo y Sergio González. Rumanía, entonces sí, se rindió.