Nueve años menos tres días después de la final de la Eurocopa ante Italia en el Olímpico de Kiev, la Selección española encara uno de esos puntos de inflexión que determinan el inicio de las grandes eras.

Con los capitanes Sergio Busquets y Jordi Alba como supervivientes de aquella final, España nunca ha logrado superar desde entonces los octavos en una gran competición y Croacia, que significó un importante obstáculo en la cita de 2012, vuelve a cruzarse en el camino hacia la gloria del combinado nacional.

Ya en la anterior Eurocopa de 2016 los croatas se impusieron a la Selección precipitando su eliminación en octavos después de caer en primera fase durante el Mundial de Brasil 2014 y precediendo a una nuevo adiós en octavos durante la cita mundialista de Rusia 2018.

Con Luis Enrique al mando, España se desquitó ante los balcánicos con un 6-0 en la Nations League, pero la derrota en la vuelta por 3-2 en Zagreb privaba al combinado nacional de meterse en la final four continental que sí disputará este mismo mes de octubre.

Porque 2021 además de ser año de inicio de década quiere representar la fecha del regreso de España a los duelos decisivos de las grandes competiciones y para ello una nueva batalla frente a Croacia se antoja decisiva para lograrlo.

El defensa Dejan Lovren por sanción y el extremo Ivan Perisic por coronavirus son baja en la selección croata que dirige Zlatko Dalic

El choque de este lunes en el Parken de Copenhague (18:00 hora peninsular española, con retransmisión en directo de Telecinco y seguimiento minuto a minuto de SEFUTBOL) llega con la Selección plena de moral después de su goleada a Eslovaquia en Sevilla, con todos los jugadores disponibles pese a las molestias de De Gea durante el último entrenamiento y con unos datos apabullantes que colocan a España como el equipo que más posesión ha tenido, uno de los que más ocasiones ha generado y de los que menos tiros en contra ha sufrido en todo lo que llevamos de Eurocopa.

Enfrente estará nada más ni nada menos que a la vigente subcampeona del mundo, con doce futbolistas de los presentes en la final de Moscú contra Francia, con las bajas de Lovren por sanción y Perisic por su positivo en coronavirus y con un equipazo sobradamente conocido por la afición y los técnicos españoles.

En el bloque balcánico a primera vista sobresale el madridista Luka Modric, mejor jugador del mundo en 2018, pero sus amenazas van mucho más allá del concurso del mago de Zadar como llevan días encargándose de repetir desde Luis Enrique hasta Dani Olmo, buenos conocedores del fútbol croata.

Una bonita batalla en definitiva la que se presenta sobre el césped danés como símbolo de una década de prodigios para la Selección  desde esta Eurocopa 2020 disputada un año después hasta el esperanzador Mundial que España y Portugal aspiran a organizar en 2030. El futuro empieza hoy en Copenhague.